
Vivir es en gran medida enfrentar y resolver problemas. Te guste o no, estar expuesto a una serie de complicaciones interminables es parte de la existencia. Cuando los problemas te rebasen, la primer pregunta para resolverlos es ¿quiénes? no ¿cómo? Todo problema tiene solución siempre y cuando seas capaz de generar el conocimiento colectivo necesario para resolverlo a tiempo. Las soluciones nacen de la interacción con personas que tienen perspectivas complementarias. La realidad es demasiado compleja para pretender entenderla y enfrentarla en solitario, tu perspectiva y habilidades son valiosas pero limitadas.
En 1950 Leonard E. Read escribió Yo, el lápiz, un pequeño ensayo donde un lápiz descubre cómo múltiples personas colaboraron para que existiera, desde los que cortaron los árboles hasta los que minaron el grafito. El punto del ensayo es que nadie sabe cómo hacer un lápiz. Las soluciones son creadas por grupos de personas diversos y multidisciplinarios no por individuos. Tendemos a pensar lo contrario porque culturalmente atribuimos el crédito de las soluciones a una sola persona pues esto facilita contar la historia detrás de la solución. No existen los genios solitarios, construimos nuevas soluciones a partir de un cuerpo de conocimiento colectivo que se ha acumulado por años.
«Steve y yo siempre recibiremos más crédito del que merecemos porque de otra manera es muy complicada la historia».
Bill Gates.
En lugar de esforzarte para generar soluciones por ti mismo, enfócate en tejer la red de cooperación adecuada para superar el problema que enfrentas. Para cada problema existe una combinación perfecta de personas para crear la solución, la magia está en encontrarlas y persuadirlas para que colaboren contigo. Es importante que construyas esta red de cooperación por diseño y no por inercia pues lo natural es acercarse a las mismas personas de siempre para resolver problemas distintos. Por ejemplo, cuando enfrentas conflictos personales acudes por inercia a tus amigos cercanos buscando ayuda o consuelo, sin embargo, nadie te asegura que tus amigos te ayudarán a entender mejor el problema o que tienen las habilidades necesarias para ayudarte a resolverlo, es más, es probable que no les interese escucharte porque seguramente tienen problemas propios, simplemente no tienen el ancho de banda para ayudarte siempre y eso está bien, es normal.
En el ámbito profesional, lo lógico es preferir trabajar con aquellos que te hacen sentir cómodo porque tienen estilos de trabajo y perspectivas similares a la tuya. Sin embargo, la resolución de problemas requiere contraste por lo que debes tolerar la incomodidad que implica trabajar con aquellos que piensan diferente a ti o que están en desacuerdo contigo. No debes elegir con quien colaborar en función de su cercanía sino en función de su complementariedad.
¿CÓMO TEJER LA RED DE COLABORACIÓN CORRECTA?

1. Los problemas no se resuelven guardando distancia. Debes ensuciarte las manos, debes entrar de lleno al problema para detectar hasta donde llega tu conocimiento y tus habilidades para resolverlo. Únicamente de esta manera podrás reconocer con qué tipo de personas debes colaborar para complementar tu talento.
«Los expertos verdaderos reconocen los límites de lo que saben y lo que no saben. Si se encuentran fuera de su círculo de competencia, guardan silencio o simplemente dicen, no lo se».
Charlie Munger.

2. Busca gente inteligente cuya perspectiva mejore tu entendimiento del problema y que tenga habilidades complementarias a las tuyas. Deben ser personas que estén genuinamente interesadas en resolver el problema y que reconozcan que tu perspectiva también complementa la suya. Asegúrate de buscar estas personas más allá de tu círculo cercano personal o profesional. El mundo está lleno de talento y la tecnología te permite cooperar con cualquier persona a nivel global, no limites tu red de colaboración a gente conocida con tal de sentirte cómodo o protegido por lo familiar.

3. Las soluciones no tienen dueño. Escucha y orquesta las diferentes perspectivas para que la solución correcta emerja de la inteligencia colectiva del grupo a través de la colaboración. Esto puede ser especialmente complejo porque existen muchas personas que necesitan tener la razón por encima de encontrar la verdadera solución al problema.
Cooperar con quienes no pertenecen a nuestro círculo cercano es lo que nos hace únicos como especie. Las hormigas y las abejas cooperan únicamente con las abejas y hormigas con las que comparten código genético. Los seres humanos cooperamos más allá de las barreras genéticas, debemos aprovechar al máximo esta característica cultural para salir adelante. El talento ajeno es tu mejor aliado para superar la adversidad. Cómo dice un buen amigo. «entre todos, sabemos todo».
Así es justo como acabamos de construir la nueva realidad en Villa, diferentes perspectivas, papas, maestras y directivos. Todo por el bien común, ayudar y ayudar a los niños.