Orquesta el cambio.

No importa si trabajas por tu cuenta, eres emprendedor o ejecutivo de algún corporativo internacional; todos competimos en un mercado donde la única constante es el cambio.  Ante esta realidad existen 5 opciones:

1. Resistirse al cambio: Por lo general los que se resisten al cambio perciben que tienen mucho que perder experimentando lo nuevo, prefieren mantener el statu quo porque necesitan certeza para operar y no son conscientes que corren el riesgo de estancarse, volverse irrelevantes y desaparecer. Aunque resistirse al cambio no es la actitud recomendable en una era donde los cambios se dan cada vez de forma más acelerada, debemos entender que normalmente la gente que se resiste al cambio lo hace  porque sus incentivos están más alineados a generar eficiencias o escala y no a generar innovación.

2. Adaptarse al cambio: La actitud más común ante el cambio es tratar de emular lo nuevo que otros han hecho con éxito, el problema con esta estrategia es que  no es sostenible en el tiempo pues siempre estarás un paso atrás del mercado. Adicionalmente, es muy probable que la velocidad de los cambios sea superior a tu velocidad de adaptación. Si decides ser de los que se adaptan al cambio toma en cuenta que eventualmente no lograrás hacerlo a tiempo y esto puede provocar que tu negocio actual comience a morir lentamente.

3. Anticiparse al cambio. Hay quienes invierten muchos recursos en monitorear todo tipo de tendencias en otros mercados y en escuchar las predicciones de los futurólogos para detonar proyectos de innovación.  El reto con este acercamiento es que es muy complicado predecir qué tendencias realmente influirán en tu mercado, con qué intensidad y en qué momento. Por lo anterior es fácil caer en la trampa de reaccionar antes de tiempo y se corre el riesgo de invertir recursos en desarrollar proyectos que no tienen la correspondencia temporal correcta con la realidad del mercado en el que operas. Esta actitud se parece a los surfistas poco experimentados que nadan a la ola antes de tiempo y no pueden tomarla pues la ola aún no tiene la fuerza necesaria para ser montada.

4. Provocar el cambio. Existe toda una narrativa dominante en el mundo de los negocios que nos invita a provocar los cambios necesarios y que nos insiste en que seamos persistentes hasta lograrlo. Querer provocar el cambio es una actitud positiva y muy necesaria siempre y cuando tomemos en cuenta que los cambios necesitan la colaboración de otros que prefieren resistirse o adaptarse al cambio. Querer provocar el cambio sin tomar en cuenta esta realidad es querer forzar el cambio y es una receta ideal para generar frustración. Por lo anterior, en lugar de desear ser el valiente que provoca el cambio a toda costa, debes intentar ser el héroe o la heroína que logra orquestar el cambio a tiempo.

5. Orquestar el cambio. Lo verdaderamente complicado es lograr que personas que reaccionan de manera distinta ante el cambio colaboren para crear lo nuevo. Lo que hace falta hoy en día no es gente que incube innovación o gente que opere negocios establecidos; lo que realmente se necesita es gente que sea capaz de orquestar la interacción de ambos grupos para que los cambios sucedan en el momento preciso. Orquestar el cambio es tener la habilidad de administrar, coordinar e incentivar la transferencia de conocimiento entre los que innovan y los que operan el negocio actual. Contar con orquestadores de cambio es fundamental pues solo así los que se resisten al cambio se abrirán a experimentar de forma gradual lo nuevo y los que provocan los cambios, aprenderán a ajustar sus proyectos de innovación tomando en cuenta la retroalimentación que proviene de la realidad.

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